Los tres aspectos clave de la inversión de impacto

  • La inversión de impacto debe contar con tres características: Intencionalidad, medición y adicionalidad
  • SpainNab ha estado trabajando en un documento, marco de referencia de la inversión de impacto en España
  • La inversión de impacto es una herramienta excelente para los retos sociales y medioambientales que afrontamos

Cada vez más inversores deciden incorporar a su cartera la llamada inversión de impacto, con el objetivo de obtener un retorno financiero y al mismo tiempo contribuir a generar un impacto positivo y medible, invirtiendo en empresas que buscan solucionar problemas y generar un cambio en la sociedad y el medio ambiente. Según la Global Impact Investing Network, en 2021 había en el mundo 1,16 billones de dólares en activos bajo gestión de impacto.

En nuestro país, SpainNab, la asociación que representa a los inversores de impacto, calculaba que en ese mismo año había en España 2.400 millones de euros en activos de este tipo. De ellos, 435 millones estaban gestionados por fondos de capital privado y 1.630 millones por la banca ética y social. SpainNab actualizará próximamente estas cifras, y se espera que aumenten significativamente.

Pero, ¿Qué características tiene la inversión de impacto? Todavía hoy existe cierta confusión entre ella y la llamada inversión sostenible o ASG. Y precisamente, la mayor preocupación de los gestores de inversión de impacto es el impact washing, que consiste en presentar a los inversores productos de inversión de impacto que en realidad son otra cosa, cuando no un mero ejercicio de marketing poco escrupuloso.

Es fundamental preservar su integridad, por sus beneficios a largo plazo, tanto para los inversores como para la sociedad y el medio ambiente. Y por eso, tal vez conviene empezar por definir qué ha de tener la inversión de impacto para considerarse como tal.?? SpainNab está haciendo un gran trabajo en este sentido, y su Task Force de Fondos ha estado trabajando en un documento que será el marco de referencia de la inversión de impacto en España. En él se recoge que ha de tener tres características fundamentales: intencionalidad, medición y adicionalidad.

La intencionalidad de contribuir a un cambio, que se muestra a través de la Teoría de Cambio del inversor, donde se definen los retos sociales o medioambientales que pretende solucionar con su tesis de inversión. Cuenta, por tanto, con una narrativa del cambio. Esta misión influye en la toma de decisiones a lo largo de todo el proceso de inversión, y cabe esperar que la actividad dedicada al impacto sea muy relevante. Por ejemplo, representado como mínimo un 70% de los activos gestionados por un fondo de impacto. Esta misión transformadora vendrá reflejada en la documentación legal del fondo, y requiere incorporar la misión de impacto en los estatutos sociales de las empresas participadas. Habitualmente, la remuneración del gestor estará ligada a la consecución de los objetivos de impacto.

La medición y la gestión del impacto forman una parte indisociable de la actividad de inversión. Se debe poner énfasis en la medición de los resultados o cambios esperados fruto de la inversión (outcomes) en lugar de los productos vendidos o servicios ofrecidos por las empresas participadas (outputs). El impacto no solo se mide, sino que además se gestiona: el inversor aprende de los resultados para mejorar la gestión de las organizaciones invertidas y maximizar su impacto. El inversor medirá el impacto combinando indicadores propios adaptados a la realidad de las participadas con indicadores de un catálogo común, como puede ser el IRIS+. Los resultados de impacto se publican abiertamente y, siempre que sea posible, un tercero independiente debe verificar los resultados de impacto.

La adicionalidad, es decir, la contribución distintiva de la empresa y del inversor al cambio que se persigue, es el aspecto más diferencial y específico. Las empresas de impacto lo son porque ofrecen una solución nueva o mejor que las existentes para afrontar retos sociales que no están suficientemente atendidos. Para analizar la adicionalidad de la empresa en la que se invierte debemos responder a las preguntas formuladas por las cinco dimensiones de Impact Management Project:

1 – ¿Qué resultados de impacto quiere producir la empresa de manera directa para provocar un cambio positivo y específico?

2 – ¿Qué colectivo se beneficia de este cambio, que no estuviera suficientemente atendido por las soluciones existentes en el mercado?

3 – ¿Cómo de profundo y duradero es el cambio positivo, y para cuántos?

4 – ¿Cuál es la contribución específica de la empresa a la mejora experimentada por los beneficiarios? Es decir, ¿Cuál es la solución de la empresa que es nueva o mejor que las existentes?

5 – ¿Cuál es el riesgo de que el impacto perseguido no llegue a producirse?

Junto a la adicionalidad de la empresa, desde SpainNab se establece que debe también producirse una contribución adicional específica por parte del inversor, que puede ser financiera y no financiera. Así, el inversor de impacto se involucrará activamente con la empresa invertida, por ejemplo, influyendo activamente desde sus consejos de administración para potenciar su impacto.

Asimismo, el inversor de impacto desarrolla mercados de capital desabastecidos donde no fluya la inversión de manera suficiente por el riesgo, desconocimiento o la singularidad del sector. Además, como incorpora el impacto como parte de la rentabilidad que busca, puede estar dispuesto a proporcionar capital flexible con una relación rentabilidad-riesgo distinta de la de mercado. Esto significa que puede aceptar retornos por debajo del mercado, asumir un nivel de riesgo superior u ofrecer condiciones más flexibles, como plazos de devolución o desinversión más largos, siempre que ello se traduzca en un mayor impacto.

Los retos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos son enormes, y la inversión de impacto es una excelente herramienta para atraer al capital privado y que contribuya a hacerles frente. Pongamos el énfasis adecuado en la intención, la medición y la contribución adicional de nuestras inversiones para garantizar una inversión de impacto íntegra que aporte todo el valor transformador que la sociedad necesita.

(Artículo publicado en el Economista el 25 de julio de 2023)  

José Moncada

Managing Partner del Fondo Bolsa Social

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